sábado, 23 de abril de 2011

BIENVENIDA A BORDO.

Has abandonado el silencio y nos has hecho felices. Volvemos a ser una familia, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero al fin y al cabo una familia. Te doy la bienvenida con este poema de una poetisa anónima.

Te perdí en la inmensidad de las aguas, al otro lado.

Silencio, el día duerme en la noche y la noche habita despierta en el mar.
Silencio, no existen palabras, se vuelven obtusas
y en cada teorema se advierte el azar.

Elipsis precaria, la última sorna, el vuelo torcaz.

Las alas del tiempo despejan la huida y el camino abyecto del poema final.

La bruma y el viento extienden espinas,
perdido en silencio me escuchas morir
y en cada repujo que omite mi alma,
tres versos,
impares,
naufragan heridos,
se hunden al fin.

Omite mi nombre, silencio.
Prescinde del verso que lanzo a tu voz,
que en cada rincón de la vida pasada
existe un motivo,
pequeño y temido de mi corazón.

Silencio… se oye ruido en el mar.
Y escucho silencio en la hora que funde,
y veo el silencio delante y detrás.



Buena suerte.


(Del blog elespejo-aspid.blogspot.com)

jueves, 14 de abril de 2011

DE LOS CIERRES DE LAS PERSIANAS...


Otro blog independiente, empeñado en defender sus opiniones haciendo uso de su libertad de expresión, capitaneado por mi amigo y compañero en este camino de grava Miguel Muñoz, ha anunciado su pase a la situación de excedencia voluntaria.  Se suma a la iniciativa de Lucía Sánchez, líder indiscutible de la fiebre bloguera del baloncesto en nuestra región, tal vez hartos de cobardes "comentarios", la mayor parte de ellos escondidos tras el infame anonimato, que son capaces de echar por tierra reflexiones producto del trabajo personal, y hasta en ocasiones intelectual, de personas cuya única intención es entretener a la par que aportar su granito de arena a este círculo cerrado que sin duda es el baloncesto murciano. Otra persiana cerrada, espero que temporalmente, pringada por sucios grafitis ajenos que obran vacíos de contenido artístico.


Y no es una temeridad más de quien suscribe, es tal vez mi conclusión más acertada: aquí mandan cuatro bien avenidos, aclamados continuamente por el grupo de palmeros que están al acecho, esperando que alguien saque los piés del tiesto para abalanzarse sobre él y sacudirle hasta la extenuación... eso sí, que nadie sepa quien soy, no vaya a ser que un cambio de rumbo me deje fuera de juego. Cobardes ingratos, lagartijas lameculos, correveidiles insaciables,  esa es la jauría aspirante a recibir un beneficio, me temo también que de cualquier actividad cuya posición en la pirámide sea determinada de forma digital, esto es, a puro dedo. Un carguico, un puestecico, un equipico o selección para mi primogénito... y mientras tanto el honor de quien sale a opinar contra corriente por los suelos a cambio de la anónima y destructiva crítica. Ya les vale.

No te preocupes que enseguida pongo un comentario y le atizo...
 Así nos va, y lo que ignoran es que aquellos cuatro que se sitúan en la cresta de la ola permanecen ajenos a todas estas algarabías, obviando por completo la existencia de estos palmeros cuyos actos pelotiles no les sirven absolutamente de nada, o por lo menos eso quiero pensar y así lo creo. La dignidad de quien dirige nuestro baloncesto está fuera de toda duda, que quede claro que no es mi intención disparar contra la línea de flotación de quienes nos dirigen. Disparo a dar a todo aquel que se pavonea de estar a la diestra del padre siendo un pelagatos aspirante a mearse en los zapatos, que todavía no ha aprendido que cuando se navega hay que escupir a sotavento, que si lo haces a barlovento corres el riesgo de que el escupitajo te caiga en tu propia cara. Pero es necesario que sepan que todavía quedamos unos pocos que navegamos con sextante y nos gusta orientarnos por las estrellas, aunque a veces confundamos la Osa mayor con la menor.


Esta entrada espera pocos comentarios al paso, ya que los que se den por aludidos esperarán mejor oportunidad. Así sea.


miércoles, 6 de abril de 2011

DE LA CARA MÁS NECIA DEL BALONCESTO...


¿Se imaginan a un jugador de nuestro baloncesto murciano sacando el dedo a un jugador contrario?, o aún peor, ¿al público del equipo contrario?. ¿Cuántos partidos le caerían?... tres o cuatro no habría quien se los quitara, o tal vez dos y una multita... no sé, algo seguro, pero si se le ocurriese sacárselo al árbitro, eso ya sería otra historia ¿verdad?, dependería de cómo el árbitro lo redactara en el acta, no sé, según el árbitro, su carácter, su comprensión hacia los jugadores, su didáctica o tal vez su afabilidad, pero ponerlo lo pondría seguro, y tal vez en este caso cinco partiditos de sanción no estaría mal. A mí me parecería bien, que conste, porque el acto en sí me parece de lo más vulgar, fuera de tono y de una mala educación evidente, más si se trata de un niño o adolescente.

Ahora vamos a imaginar al entrenador, ese sufridor/educador/psicólogo/director que trabaja en la mayoría de los casos por puro amor al baloncesto. Hace unos días uno muy apreciado en mi club fue sancionado con dos faltas técnicas seguidas con la consiguiente expulsión por mucho menos, por un inoportuno intento de hacer entrar en razón a un ya enmulado árbitro. Imaginemos que ese tomaydaca acaba con dedo de por medio. Seguro que el apercibimiento habría derivado en unos merecidos días a la sombra, y no de la uralita del Pabellón Virgen del Carmen precisamente. Seguro que la redacción del acta (a la cual no tengo acceso) expresó el acontecimiento con la mayor nitidez y benevolencia posible, y la cosa quedó en un susto, más si el entrenador supo al finalizar pedir disculpas, como personas de bien que son, y los árbitros supieron aceptarlas. Al fin y al cabo los tres trabajan duro por este deporte y ninguno de ellos come de él, así que acabaron como amigos...
 
 
Supongamos ahora que es el público el que lo enseña, el dedo, digo, en este caso no pasaría la cosa de ser un simple gesto de mala educación, demasiado generalizado si cabe, pero no pasaría de ahí si la cosa no evoluciona a más dentro de la escala de las groserías.

Ahora dejémonos de imaginar y de suponer, que ya está bien de lucubrar. Vayamos a un caso real. 

¿Qué pasa cuando es el árbitro el que saca el dedo al público en reiteradas ocasiones?

No busquéis respuestas, yo tengo la que vale: al árbitro del partido Cadete Masculino que en la tarde del martes 5 de abril de 2011 enfrentaba en Caravaca de la Cruz al Canow Caravaca y al CBC-95 (con merecida victoria de los caravaqueños) se le acabó la tinta del boli Bic y no pudo escribirlo en el acta (al de mayor edad de los dos). O tal vez lo del boli fuera una excusa y no lo escribió por miedo al recto proceder del comité, o es posible que no lo pusiera porque sabía que no tendría consecuencia coercitiva alguna... quien sabe. Aunque más sorprendente me parece que su compañero en pista no lo hiciera constar... ¿corporativismo? entiendo que a veces lo haya e incluso sea lícito que lo haya, pero ante un caso así, al menos deja constancia si no quieres que te salpique. ¿Cuántos partidos le caerían?... 

No está en el acta, ya lo sé, y no es intención del público asistente que nuestro club, el Basket Cartagena, tome cartas en el asunto, bastante tiene con estar al otro lado del Puerto de la Cadena (esto lo pongo por el consabido victimismo cantonal que me embarga). Pero me consta que este blog es leído por aficionados al basket, entrenadores e incluso árbitros, los cuales estoy seguro que estarán sintiendo vergüenza ajena de que un compañero árbitro haya podido actuar de esta forma... o tal vez no y puede que estén acostumbrados, ya que no será la primera ni la última que actúe así, y con absoluta impunidad.
Sé que los espectadores a veces no somos lo mejor de lo mejor, que lo protestamos todo o casi todo, pero por lo general no insultamos, nos limitamos a gritar, a protestar decisiones o incluso hacemos hasta gravísimos aspavientos, ¡oh! delito carcelario. Pero este hombre debe ser castigado, o al menos cuestionado, y en cualquier caso le dejo esta recomendación de lo que puede hacer con su dedo...


No quiero entrar demasiado en la penosa actuación al respecto que el delegado de campo de dicho encuentro ha tenido, tomándose atribuciones que no le corresponden.  A este último le recomiendo que se ponga al día de cuales son sus obligaciones como delegado de campo y las cumpla a rajatabla, tal y como están escritas, y deje a la Policía hacer su trabajo que para eso está.

Quisiera para terminar rememorar aquellos momentos de gloria de este blog, en los que la valentía era mi principal cualidad y la diplomacia brillaba por su ausencia, momentos en los que me sentía un auténtico William Wallace ondeando a veces mi bandera pirata y otras la cantonal. Como véis, en los momentos adversos es la única vena que me sale, la de la defensa de lo mío, del lado de lo que creo justo. Para aquellos que estén pensando que ya está otra vez el víctima, el que se lleva todas las tortas del abejorro, le reitero el añorado saludo cartaginés... que hoy hago extensivo al señor colegiado.