jueves, 23 de diciembre de 2010

MERRY CHRISTMAS, MR. PRESIDENT....

Esta mañana, mientras decoraba mi árbol de Navidad, un numeroso grupo de funcionarios de la Región de Murcia se han acercado pacíficamente a la Asamblea Regional en Cartagena a felicitarle las Pascuas a nuestro Presidente y sus cómplices maestros del hampa. Están agradecidos por lo bien que los tratan, y porque hoy tenían previsto aprobar un Decretazo en aras de mejorar, todavía más, las estupendas condiciones laborales y salariales que tienen.

Ya les vale, parece ser que se han quedado sin blanca y este próximo año no podrán gastar dinero en excentricidades, en patrocinios de Formulas I, en viajecitos a Kuwait, en estupendos coches oficiales, en dietas para venir de Murcia a Cartagena a hacer su trabajo en la Asamblea, en No Typical, en Yes Topical, en viales para bicicleta que no llevan a ninguna parte, que se cortan a mitad de camino, en arrogantes discursos con copita incluida que sólo buscan el voto de la ignorancia, en tantas y tantas subnormalidades que han vaciado las ya maltrechas arcas. El derroche nacional, ese deporte favorito de la clase política, que en lugar de administrar los recursos -que los ciudadanos aportamos con nuestro esfuerzo- de una manera honesta e inteligente para el bien común, dedican gran parte de él a dar subvenciones a amiguetes constituidos en ONG's y/o Fundaciones a tal efecto, con el fin de agradecer servicios.

Y como no, ahí están los funcionarios, los grandes sufridores de este aquijotado país. Los mismos de los cuales nadie se acordó cuando la época del pelotazo, en la que veíamos como todo el que nos rodeaba, fuere del sector que fuere, se enriquecía a base de ladrillazos. Fuimos testigos de cómo nuestros vecinos, aquellos pequeños empresarios de la electricidad, de la fontanería, de la automoción, llenaban sus arcas y subían su nivel de vida a límites que nunca habían soñado, hacían viajes transoceánicos en familia, conducían vehículos de primerísimas marcas, llenaban sus despensas en el Club del Gourmet... El país iba bien, se movían grandes cantidades de dinero mientras sus funcionarios seguían con sus coches de segunda mano, con sus viajes de vacaciones en segunda con picnic incluido, con  sus limitados ingresos que apenas daban para las clases de inglés de los niños... Absolutamente nadie se acordó de ellos, pobres trabajadores fijos. Ningún gobierno pensó que si había abundancia, por qué no equipararlos al resto de la ciudadanía... pero ahora que no hay sí que toca rascarles el bolsillo, robarles parte de sus pocos e insuficientes ingresos para pagar sus excesos y su falta de previsión...

(Imagen de "La Verdad digital")

Mientras adornaba pacientemente mi árbol, pensaba en todos mis compañeros funcionarios que habían madrugado para acercarse al Paseo Alfonso XIII a agonizar en defensa de nuestros derechos (yo no lo he hecho porque me lo impide mi condición "especial" de funcionario), y en los paquetes colgados en las ya desgastadas y deshojadas ramas de mi vetusto pino, envueltos en el desfasado pero al fin y al cabo familiar y entrañable papel de cuadros escoceses, van mis mejores deseos de dignidad política para que dejen de una vez por todas sus deshonrados cargos mediante los cuales nos han llevado a semejante ruina. Váyanse a casa, vuelvan a los lugares de donde nunca debieron salir y dejen de sanguijuelearnos, que seguro que hay personas válidas dispuestas a hacerlo mejor.

Está claro que da igual el color de quien gobierne, así que para los que ya hemos filtreado con ambos bandos políticos, a través de nuestra única arma que es el voto democrático, sólo nos queda la abstención o en el peor de los casos la insumisión electoral. Que les vayan dando, señores diputados.

Para todos los demás, funcionarios o no, y en general para todos los lectores de "El Otro Basket", mis mejores deseos de salud, paz y prosperidad para el próximo año.

domingo, 19 de diciembre de 2010

DE LOS HEREDEROS DE LOS TEMPLARIOS...


ALTEC C.B.C.:  72
CANOW CARAVACA: 51
Los primeros pobladores Íberos, hace más de dos mil quinientos años, sentaron las bases del noble pueblo de Caravaca que, a lo largo de su historia, ha sido enriquecido por las distintas culturas de sus invasores, enamorados de su privilegiado entorno, de sus pastos y sus fuentes de agua cristalinas. Primero los romanos, que tras vencer a Cartago en la II Guerra Púnica se asentaron en la zona, en convivencia con los Íberos, dejando sus imborrables huellas como el puente de El Piscalejo. Posiblemente el Pacto de Teodomiro en el 713 abrió el camino a los musulmanes, los cuales también se asientan en la zona hasta ya entrados en el siglo XI.

Pero si hay una parte de la historia que define a este pueblo es la referida a su relación con la Vera Cruz. Y  su custodia estuvo en manos de la Orden del Temple desde 1266 hasta su disolución en 1312.


 Lo intuíamos, no se puede ser heredero de los mismísimos templarios y no ser aguerridos al tiempo que discretos y nobles. Desde el Noroeste de la región, casi frontera con el reino de Granada, llegaron hasta orillas del Mediterráneo acompañados de apenas media docena de familiares. También su número era reducido, apenas 9 templarios con su  exigente al tiempo que reconocido entrenador y su ayudante.

Tal vez este extremo les llevó a clavarse su propio aguijón, como el escorpión. Vinieron a hacer su propia Cruzada, llevados tal vez por los rumores de piratería en la costa. Algo de rencor o sed de venganza, ya sabemos que los rumores no son buenos... se cuenta que a orillas del Mediterráneo hay un conato de anarquía, o tal vez rebeldía, sacar los pies del tiesto que se dice por estos lares, en contra de los intereses de la Orden, que un día dio prebendas y ahora exige colaboración.


Todo ello unido a creer en sus propias posibilidades, que realmente las tienen, les hizo en la tarde de ayer extender sus credenciales sobre la pista Salvador Rosique de nuestro pabellón Virgen del Carmen, en este caso custodiado por la Orden del Corsario.
La derrota de la jornada anterior ante Capuchinos ha puesto en pista la sombra de la pérdida de la autoestima. Tal vez aquellos también tuvieran algo que ver con la Orden, y dos derrotas seguidas nos habría hecho claudicar. Es cierto que los mejores caravaqueños, merecedores sin duda de entrar en la Orden, incluso de viajar al reino de Córdoba, han puesto el 120% para demostrar que si están es porque se lo merecen. Pero no es menos cierto que se han marchado al Santuario con 21 puntos en contra ante plebeyos en rebeldía, lo que pone un poco los acentos a este texto sin normas gramaticales. 

domingo, 12 de diciembre de 2010

DEL ENÉSIMO PECADO CAPITAL...

CB CAPUCHINOS: 70
ALTEC CBC: 60
El Papa romano Gregorio Magno, allá por el siglo VI, clasificó u ordenó los 7 Pecados capitales, que no eran otra cosa que vicios mal vistos por la moral cristiana de los cuales había que apartarse como parte de las enseñanzas y/o exigencias del cristianismo. Ya se ocuparon mumerosos teólogos, a priori mucho más sabios que yo, de analizar y discernir acerca de su orden y número. Tomás de Aquino los etiquetó como siete, aunque el propio San Cipriano de Cartago junto a Juan Casiano, ambos anteriores a Don Tomás, los catalogaron en un número de ocho.

Lujuria, Pereza, gula, ira, envidia, codicia y soberbia, son esas siete características que nos convierten en pecadores de la pradera cada día, a cristianos y a ateos, a los del Estado laico y a los del confesional, no se escapa ni el Papa (que Dios me perdone), que en su visita a España seguro se le fueron los ojos detrás del pulpo a feira acompañado de un vino del Rosal allá por tierras galaicas, o de alguna que otra esqueixada de bacallá regada con un tintorro del Priorato.

  

 "Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal. […] Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada."  (Sto. Tomás de Aquino)


Hace sólo (lo acentúo porque tengo vicio capital de hacerlo) un par de años, el regente del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano hizo pública la siguiente lista, la cual denominó de "pecados sociales" o nuevos pecados capitales:
  • No realizarás manipulaciones genéticas.  
  • No llevarás a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos embriones. 
  • No contaminarás el medio ambiente. 
  • No provocarás injusticia social. 
  • No causarás pobreza. 
  • No te enriquecerás hasta límites obscenos a expensas del bien común. 
  • No consumirás drogas.

El magnánimo Homer Simpson, mi único y verdadero consejero espiritual, tiene su propia interpretación:
Como me gusta pensar que todos y cada uno de los habitantes de este planeta tenemos derecho a expresar lo que pensamos, así como a decidir con qué tendencia o grupo nos sentimos identificados (mis grupos de referencia los tenéis a la izquierda de estas reflexiones), yo tengo mi propia lista de pecados capitales, dándole a la palabra capital el sentido principal y no el de generador de otros pecados, ya que para mí puede ser principal o capital lo que me parezca y no por eso obligo a nadie a seguir mis tendencias.
  • Es para mí más grave y por ello pongo en primer lugar, cualquier consentimiento o comprensión hacia la violencia de género, de la cual no se ha acordado el señor este de la penitenciaría del Vaticano.
  • Tampoco se acordó, ni él ni Santo Tomás, de la discriminación por razón de sexo.  
  • El Papa Gregorio Magno olvidó expresar su repulsa hacia cualquier tipo de explotación infantil.
  • Me extraña por otro lado que Cipriano de Cartago obviara el maltrato animal, tal vez le agradaran las peleas de gallos. 

Y así podría estar años enumerando mi propia y larga lista de pecados capitales que incluye "mis cosas" importantes en la vida, y tal vez en el puesto enésimo menos cuatro incluiría "no luchar los rebotes", y en el enésimo menos tres "no entrar a canasta con decisión", y en el enésimo menos dos "no fallar tantos tiros libres", y en el enésimo menos uno "respetar las ayudas en defensa", para dar paso al puesto enésimo que no es otro que "dejarse de monsergas y reconocer que cuando el contrario juega mejor que tú lo más seguro que pase es que pierdas".

En el pecado capital enésimo de mi lista está la clave de esta inesperada derrota. Los chicos de Capuchinos han hecho un gran partido y han merecido la victoria, por lo que han sido justos vencedores. Enhorabuena por vuestro gran trabajo y a los míos decirles que estáis trabajando duro con un inmejorable equipo técnico que seguro sabrá corregir los errores que habéis tenido.