jueves, 10 de marzo de 2011

RICARDO MARTÍNEZ. In Memoriam. Por Lucía Sánchez.

 
Lago de Bañolas
 Ayer, 9 de marzo, falleció Ricardo Martínez, abuelo del jugador del CB Murcia 95 David Lucas Martínez. Precisamente ayer fue el cumpleaños de David, un día triste, ventoso y oscuro. Tuve el placer de conocer a Ricardo hace dos agostos, a orillas del Mar Mediterráneo, debajo de un porche, junto a un sauce. Tenía entonces 92 años y una memoria prodigiosa, que se remontaba a las orillas del Ebro y un poco más allá a la aurora boreal que prendió de fuego los horizontes de nuestra tierra a comienzos del año 37 del siglo fenecido. Desde que un familiar me habló de la aurora boreal que tiñó de sangre las espigas quebradizas, las colinas y el mismo aire turbio y frío de un tiempo trágico, quise saber cuando ocurrió y Ricardo borró mis dudas y asentó la fecha en el invierno primerizo del 37, tierra adentro de Valencia, de Cuenca, de los paisajes y de las miradas perdidas de tanto dolor. Luego estuvo por las riberas del Ebro, batallas, raíces y tierra calcinada. Me interesé por el nombre de su comandante y él por su destino, y no se entristeció por el fusilamiento de Etelvino Vega, meses después de haber sido cercado en el puerto de Alicante por tropas italianas y recluído en el Campo de Concentración de Albatera, junto a la amada de Eloy Sotelo. Pero esa es otra historia y no quiero ahondar en tristezas propias y egoístas de traición, destrucción y miseria moral. Hoy quiero hablar de un hombre que habitó un siglo de rastrojos, de ortigas y de miradas envenenadas en una tierra sembrada de pétalos rojos sobre la fosa común de nuestra historia. Un hombre bueno que vio y que allanó en su corazón un furtivo plantío de flores de recuerdos y de experiencias irrepetibles.
Una noche calurosa de principios de agosto, debajo del sauce, celebramos el triunfo de nuestros hijos en el 3X3 de San Javier. Y allí supe más de la memoria y del destiempo, de la emigración, de Cataluña y de Chelo, su hija, aprendiendo a montar en bicicleta en la orilla del lago de Bañolas. Y el retorno a la tierra natal, a principios de los ochenta y el plácido transcurrir del tiempo junto a su esposa y compañera, viendo crecer a sus nietos, contemplando las arboledas y el rocío en los huertos de la Media Legua, o sintiendo la brisa marina en su rostro, agitando levemente las hojas del sauce, removiendo en el fondo de su vida recuerdos, e historias, y paisajes lejanos, y el estallido de las bombas en la lejanía bajo un sol brillante, que acariciaba con sus luces los rizos del Ebro…
Anoche me dijo Ginés que nos estamos poniendo los primeros en el pergamino del destino que todo lo iguala. Tiene razón. ¡Pero que hermosos son los recuerdos de aquellos que no precedieron y nos preparan el camino!.
 

4 comentarios:

  1. Un fuerte abrazo a toda la familia, en especial a Chelo y David.

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  2. Muchas gracias Paco.......
    Se os quiere familia Saura

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  3. Un fuerte abrazo para mis amigos: Chelo, Gines, David y Gabriel y mis más sinceras condolencias

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  4. Un abrazo muy fuerte para la familia Lucas Martínez en estos tristes momentos. Espero q la larga vida de tu padre en esta tierra, Chelo, haya estado repleta de grandes experiencias y maravillosos momentos. Conociendo, aunq sea poco, a parte de vuestra estupenda familia, estoy segura de q así ha sido.
    By Dolo

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